Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal
La educación brinda opciones a los seres humanos en cuanto al tipo de vida que desean llevar; les permite expresarse con confianza en sus relaciones personales, en la comunidad y en trabajo. Sin embargo, hay 61 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria que, al no poder acudir a ella, se ven privados de ejercer este derecho humano. En su mayoría, se trata de niños procedentes de hogares pobres cuyas madres, con frecuencia, tampoco han recibido educación formal.
Esta pérdida de potencial no sólo afecta a los niños. La educación, especialmente la de las niñas, encierra beneficios sociales y económicos para toda la sociedad. Las mujeres que han recibido educación tienen acceso a más oportunidades económicas y participan más activamente en la vida pública. Cuando son madres, tienden a tener menos hijos pero más sanos, los cuales tendrán más posibilidades de asistir a la escuela.
Para alcanzar el segundo objetivo de Desarrollo del Milenio es necesario intensificar enormemente los esfuerzos en este sentido en el África subsahariana, Asia meridional y Oceanía. En estas regiones, como en el resto del mundo, el aumento de la matriculación deberá ir acompañado de actividades para lograr que ningún niño abandone la escuela y que todos reciban una educación de buena calidad.
La educación no es un objetivo más, sino una condición imprescindible para el cumplimiento del resto de los ODM, es un factor clave para superar situaciones de pobreza y para la consolidación de los sistemas democráticos.
Por todo ello entendemos que el lema de la Campaña de Solidaridad de este curso, “LA EDUCACIÓN MULTIPLICA EL FUTURO”, está hoy vigente de igual manera que lo estuvo en la Roma del siglo XVI cuando Calasanz abrió en la Parroquia de Santa Dorotea la primera escuela popular gratuita de Europa.
Para saber más sobre la realidad de este objetivo en el mundo puedes pinchar en “Lograr la enseñanza primaria universal”